Aunque estos cambios puedan parecer caros, a la larga resultan mucho mejor económicamente que mantener la casa o el local sin aislar.
Sólo con el cambio de ventanas sencillas a ventanas de doble vidrio, se puede ahorrar un 20% de energía o de consumo eléctrico.
Si, además, se aíslan los suelos y los techos o tejados, el ahorro puede llegar hasta el 70% respecto al gasto que tendrían un local o una casa sin aislar, especialmente si se trata de una vivienda unifamiliar.